El impacto de Javier Milei en las elecciones primarias (PASO) ha generado sorpresa y conmoción en el panorama político argentino. A pesar de no contar con una estructura partidaria sólida ni fiscales en localidades del interior del país, el candidato libertario logró un triunfo contundente en varios distritos, superando incluso a las sumatorias de los demás espacios políticos.

La victoria de Milei, basada en un fuerte sentimiento de hartazgo hacia la clase política tradicional, demostró que las previsiones y desempeños previos no necesariamente definen los resultados. Aunque no logró ganar en todos los distritos, sorprendió al imponerse en lugares considerados bastiones del peronismo y también en territorios donde Juntos por el Cambio (JxC) era fuerte, como Córdoba y Mendoza.

Sin embargo, las estrechas diferencias entre los resultados de Milei, JxC y Unión por la Patria hacen que el escenario para las elecciones generales de octubre siga siendo incierto. La posibilidad de un balotaje es una realidad, y las mínimas diferencias entre los candidatos sugieren un resultado abierto.

La victoria de Milei también significó una derrota para los aparatos políticos tradicionales. El peronismo tuvo un desempeño históricamente bajo, con el candidato del espacio obteniendo apenas el 21.4% de los votos totales. En tanto, JxC no logró las expectativas esperadas, y la candidata Patricia Bullrich obtuvo solo el 17% de los votos, superando por poco a Horacio Rodríguez Larreta.

La irrupción de Milei en la política argentina ha planteado nuevos desafíos para los partidos tradicionales y ha generado especulaciones sobre el futuro de las elecciones generales. Su capacidad para atraer a votantes de diversos perfiles políticos y su mensaje “ultraliberal” podrían reconfigurar el panorama político de cara a octubre. Las alianzas y estrategias que adopten los candidatos en la próxima etapa podrían cambiar el curso de la contienda electoral.