Devaluación del 20% y Desafíos Económicos: ¿Una Estrategia del Gobierno para Obtener Fondos del FMI

El reciente anuncio del Banco Central sobre una devaluación del 20%, elevando el tipo de cambio mayorista oficial de $288 a $350, podría ser la primera señal que el Gobierno está emitiendo para mantener viva la posibilidad de recibir los 7.500 millones de dólares que aún se esperan del Fondo Monetario Internacional (FMI).

Con reservas netas en números negativos cercanos a los 10.000 millones de dólares y reservas brutas en niveles no vistos desde 2006, tanto el equipo económico como el Banco Central reconocen la imposibilidad de resistir la presión en el mercado cambiario. Esta presión se hizo evidente anoche con los primeros resultados electorales.

El ministro Sergio Massa ha optado por comunicar esta noticia negativa para sus aspiraciones electorales un día después de las PASO, con la esperanza de tener tiempo para recuperar la situación.

No obstante, la devaluación del tipo de cambio oficial será seguida por un aumento significativo en la inflación, lo que muy probablemente elevará el IPC de agosto a cifras de dos dígitos, acercándose a la marca que ya se anticipaba tras el anuncio de la devaluación fiscal hace unos días.

Una inflación mensual superior al 10% y la volatilidad cambiaria parecen sellar el destino del oficialismo. Si, además, el Banco Central incrementa abruptamente las tasas de interés, el endurecimiento monetario intensificará la ralentización económica que ya afecta al consumo masivo, la industria y la construcción.

El aumento de 21 puntos en la tasa de política monetaria busca frenar la migración de pesos hacia el dólar. Sin embargo, una tasa nominal anual del 118% equivale a un 208% anual en términos efectivos. La inflación estaba en torno al 115% anual hasta junio, pero con la aceleración inflacionaria, la proyección anual podría acercarse al 208%. Un depósito a plazo fijo rendirá una tasa mensual ligeramente superior al 9%. ¿Será suficiente?

Mantener la demanda de pesos en este contexto, donde la única constante es la incertidumbre, resultará sumamente difícil. Sobre todo si el candidato que obtuvo más votos aboga por la dolarización. ¿Por qué esperar? Por el momento, ¿se pueden cambiar pesos a dólares a un tipo de cambio cercano a los $700?

No es necesario mencionar el impacto en los índices de pobreza e indigencia, que ya han aumentado significativamente en el último año.

Naturalmente, un tipo de cambio más alto debería impulsar las liquidaciones de exportadores, como se observó con el dólar especial otorgado a los exportadores de soja y cereales. La demanda de importaciones podría moderarse, aunque esto dependerá de la brecha cambiaria entre el oficial y los dólares financieros a partir de ahora.

La brecha, que se mantiene por debajo del 100%, experimentó un aumento tras la devaluación, con los dólares financieros MEP y CCL experimentando un incremento significativo. En el caso del CCL, el reemplazo más costoso del dólar oficial, llegó a los $650. A mayor brecha, mayor incentivo para que los importadores se orienten hacia el dólar ofrecido por el Banco Central.

La única posible buena noticia en este panorama podría venir del FMI, a pesar de la retórica negativa hacia el organismo por parte de una parte del kirchnerismo. El FMI podría lanzar un salvavidas al Gobierno, o más precisamente, a la transición, para evitar un agravamiento de la crisis económica.

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