Más allá de los acontecimientos en Argentina, el dólar continúa su desplome frente a otras monedas duras, mientras China celebra su estrategia de respaldar una nueva moneda del BRICS con reservas de oro. Esta situación se enmarca en un contexto de desolarización geopolítica a nivel mundial, generando preocupación en los mercados internacionales.
Los precios del oro han estado operando en un rango ajustado, pero han establecido un nuevo nivel de soporte gracias a la persistente debilidad del dólar. Siguiendo la caída de esta divisa a mínimos de 15 meses tras lecturas débiles de inflación en EE. UU., el metal amarillo se ha mantenido cerca de máximos de un mes. El oro al contado se ha estabilizado en torno a los 1.955,32 dólares la onza, mientras que los futuros del oro han mostrado un aumento del 0,1%, alcanzando los 1.958,65 dólares la onza a las 20:30 ET (00:30 GMT).
La perspectiva de que la Reserva Federal de EE. UU. esté cerca de alcanzar las tasas de interés máximas para el año ha debilitado al dólar aún más, favoreciendo a las materias primas cotizadas en esta divisa. Esto, sumado a la menor presión sobre activos no rentables como el oro, ha generado un mayor atractivo para los inversores extranjeros.
El euro, por su parte, registra su racha ganadora más extensa frente al dólar desde 2004, impulsado por las expectativas de que la Reserva Federal pondrá fin a sus aumentos de tasas de interés. La moneda común ha alcanzado niveles fuertes desde febrero de 2022, y en menos de dos semanas ha aumentado un 4%. Wall Street ha reajustado sus recomendaciones sobre divisas debido a esta tendencia alcista del euro, y bancos como Deutsche Bank y Nomura consideran que la moneda europea aún tiene espacio para seguir fortaleciéndose.
La caída del dólar también ha generado alertas en Wall Street, donde se prevé una mayor debilidad de la divisa en el futuro. Grandes bancos de inversión como Morgan Stanley, JPMorgan Chase, Goldman Sachs y HSBC han descartado pronósticos alcistas para el dólar y prevén nuevas caídas debido a la caída inesperadamente grande de la inflación estadounidense la semana pasada.
En este contexto, el índice del dólar estadounidense, que mide su fortaleza frente a una canasta ponderada de seis monedas principales, cayó a su mínimo de más de un año, marcando su nivel más bajo desde abril de 2022. Los analistas sugieren que esta tendencia bajista podría extenderse en el corto plazo, debido a factores que pesan en la economía estadounidense y las implicaciones políticas que pueden afectar diversos mercados.
La crisis del dólar, que afecta a nivel global, se mantiene en el centro de la atención financiera. Mientras tanto, China ha apostado al oro para respaldar la futura moneda del BRICS, lo que agrega incertidumbre al escenario de desolarización geopolítica. Los mercados continúan atentos a los acontecimientos y ajustan sus estrategias en función de los movimientos de estas monedas y sus implicaciones en la economía mundial.