Vox podría formar parte del Gobierno nacional tras las elecciones del 23 de julio. Algunas decisiones que el partido ha tomado a nivel regional ya han suscitado condenas.
La bandera arco iris se ha convertido en protagonista de la cada vez más agria campaña electoral española.
El partido de extrema derecha Vox insistió en que el símbolo del movimiento LGBT debía ser retirado de las oficinas de la autoridad regional en las Islas Baleares, provocando una reacción en todo el país.
La bandera también estuvo en el punto de mira en otras autoridades locales donde Vox ha llegado a un acuerdo para gobernar en alianza con el Partido Popular (PP), conservador moderado, después de que la derecha obtuviera victorias convincentes en las elecciones locales de mayo.
Es parte de una guerra cultural que ha estallado en el ya polarizado panorama político español antes de las elecciones anticipadas del 23 de julio.
Vox, un movimiento nacionalista-populista bastante parecido a Los Hermanos de Italia, Fidesz en Hungría y el partido Ley y Justicia en Polonia, estaba en el erial político hace cinco años, pero ahora es el tercer partido más grande del parlamento español y podría jugar a ser el rey tras las elecciones del mes que viene si, como sugieren una serie de encuestas, el PP gana la mayoría de los votos.
Los críticos mencionan los derechos de los homosexuales y de las mujeres entre los objetivos de Vox y dicen que también se opone al lobby trans, a los inmigrantes ilegales y al Islam.
“Este partido no sólo es una amenaza para las feministas, sino también para el colectivo LGTB y para los inmigrantes”, ha declarado a Euronews Patricia Aranguren, de la Comisión 8M de Madrid, que toma su nombre de la celebración del Día Internacional de la Mujer.
“Estamos decididos a no dejar que nos quiten nada de lo que tanto nos ha costado conseguir si llegan al poder”.
Violencia intrafamiliar vs doméstica
El partido de extrema derecha querría acabar con el matrimonio entre personas del mismo sexo, ya que Vox cree que sólo el matrimonio entre hombre y mujer es “natural”, pero admite que la unión civil es permisible. Vox también prohibiría la adopción por parte de parejas homosexuales.
Sin embargo, Santiago Abascal, el líder de Vox, dijo en un mitin en Barcelona el sábado que su partido apoyaba los derechos de los homosexuales.
“El Tribunal Supremo no permite que ninguna bandera no oficial (ondee) en edificios públicos y muchos homosexuales, que nos votan, se sienten representados por esta bandera (española) que les respeta, la de España, la de todos nosotros”, dijo.
La lucha contra la violencia doméstica también ha ocupado un lugar destacado en la campaña electoral.
En Valencia, donde el conservador PP compartirá el poder con Vox, las autoridades regionales cambiaron la definición de violencia doméstica por la de violencia “intrafamiliar”.
Ambos partidos prometieron medidas para combatir la “violencia intrafamiliar, especialmente la que sufren mujeres y niños, garantizando la igualdad entre todas las víctimas”.
Vox sostiene que tanto hombres como mujeres pueden ser víctimas de la violencia doméstica, pero las estadísticas oficiales muestran que la mayoría de las víctimas son mujeres. En 2022, se produjeron 41 321 incidentes de violencia doméstica, de los cuales 37 593 afectaron a mujeres y en 3 495 casos las víctimas fueron hombres, según datos del Gobierno.
Una línea difícil de seguir para el PP
El conservador Partido Popular (PP) y Vox, posible socio de coalición, obtendrían aún suficientes escaños para formar gobierno, pero han perdido terreno frente a los socialistas, según dos sondeos publicados el lunes.
El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, siempre ha dicho que buscará la mayoría absoluta, pero los sondeos sugieren que su partido no alcanzará los números necesarios.
El líder del PP, que se presenta como moderado, ha tenido que andar con pies de plomo con Vox.
En Valencia, un dirigente local del PP afirmó que “la violencia doméstica no existe”, lo que obligó a Núñez Feijóo a intervenir, diciendo que su partido “no daría ni un paso atrás en la lucha contra este problema”.
La polémica suscitada por la violencia doméstica en Valencia puso al PP ante un dilema: no quería destruir un acuerdo con Vox, pero sabía que podía alejar a los votantes si no mostraba su apoyo a las mujeres.
En Extremadura, una región occidental, el PP se enfrentó a un dilema similar.
Al principio, la líder del PP, María Guardiola, juró que no podía pactar con un partido que “niega la violencia machista, que deshumaniza a los inmigrantes, que tira la bandera LGTB a la papelera”. Poco después dijo que a su partido no le quedaba más remedio que pactar con Vox para gobernar.
“Vemos una regresión”
Los derechos de los transexuales también podrían verse amenazados si gana el poder un gobierno de coalición de derechas.
En febrero, España se convirtió en uno de los primeros países de Europa en permitir la autodeterminación de género a partir de los 16 años sin necesidad de evaluación psicológica o médica.
Tanto Vox como el PP han amenazado con derogar esta ley, lanzando un recurso ante el Tribunal Constitucional.
Al mismo tiempo, el PP iluminó su sede con los colores del arco iris del movimiento LGBT para celebrar el Orgullo de Madrid la semana pasada.
Los defensores del colectivo LGBT afirmaron que lo ocurrido en España forma parte de un ataque a escala europea contra unos derechos que se han tardado décadas en conquistar.
“La situación en España es cada vez más alarmante. Vemos una regresión en los derechos por los que hemos luchado durante mucho tiempo”, dijo a Euronews Luis Fernando, coordinador general de Arcopolis, un grupo con sede en Madrid.
“Tenemos la impresión de que no son sólo los partidos de extrema derecha, sino una parte de la sociedad en general la que les apoya. Vox es sólo el síntoma de una situación de LGTBfobia. Detrás de ellos hay gente que los apoya: