Las conversaciones entre Argentina y el FMI han pasado de la euforia a la urgencia y la decepción. Sergio Massa y Kristalina Georgieva buscan llegar a un “préstamo puente” hasta diciembre, pero existen diferencias clave que podrían complicar el acuerdo. Ambos líderes han mantenido diálogos sinceros pero densos, con Georgieva exigiendo a Massa que acepte las condiciones propuestas por el FMI, incluyendo un salto cambiario y un ajuste fiscal. Massa ha contraatacado, afirmando que no aceptará una devaluación y buscando una solución política.
En un intento por resolver las fuertes diferencias, se acordó que una misión argentina viaje a Estados Unidos. Sin embargo, las tensiones persisten y existen cuatro diferencias clave sin resolver: el monto del auxilio, la forma de auditar el acuerdo, el monto de intervención y la actualización-devaluación del dólar.
Un acuerdo entre Argentina y el FMI permitiría al presidente Alberto Fernández completar su mandato y al FMI negociar con el próximo gobierno. Sin embargo, el staff del FMI se mantiene inflexible y no está dispuesto a ceder. Existe el peligro de una corrida cambiaria si las desavenencias continúan. En este contexto, la Casa Blanca busca un acuerdo “light”, mientras que el FMI pretende evitar empujar a Argentina hacia el abismo.
La situación se ha complicado aún más debido a las promesas incumplidas del equipo económico argentino. El staff técnico del FMI está molesto y exige un ajuste. Sin embargo, Massa busca postergar cualquier ajuste hasta diciembre y propone una devaluación fiscal a través de retenciones a las importaciones. Las diferencias también incluyen las fechas de revisión del acuerdo, con Valdés buscando un examen en medio de la campaña electoral y Massa prefiriendo que el FMI regrese después del balotaje.
Las negociaciones continúan, pero el camino hacia un acuerdo sólido parece complicado. Mientras tanto, se espera una encuesta secreta que revelará el panorama político actual, y los banqueros están atentos a los posibles resultados. Existe un esfuerzo por lograr la unidad peronista, a pesar de las tensiones entre Cristina Fernández de Kirchner y Alberto Fernández. Los gobernadores también apoyan estos gestos, pero existe temor e inquietud por el discurso de la vicepresidenta y las peleas internas en el partido.