El país enfrenta una quinta noche de disturbios tras la muerte de Nahel en Nanterre, París, generando indignación y caos en las calles. Los actos vandálicos continúan desencadenando una ola de violencia difícil de contener. Con más de 700 detenidos, numerosos agentes heridos y vehículos incendiados, la situación se torna cada vez más preocupante.
A pesar de los esfuerzos de las fuerzas del orden, los disturbios persisten y el gobierno hace un llamado a las compañías de seguros para que brinden apoyo a los comercios afectados. Mientras tanto, el presidente Macron cancela su visita a Alemania y la oposición se divide. En particular, el partido de izquierdas “Francia Insumisa” recibe críticas por no condenar de manera contundente estos actos de violencia.