La crisis interna en Rusia pone en jaque a Putin y plantea desafíos para Biden

ASHINGTON.- Desde hace más de un año, los funcionarios del gobierno estadounidense se hacen una pregunta en privado que no se atreven a plantear en público: ¿puede la caótica invasión de Rusia a Ucrania llevar a la eventual caída del presidente Vladimir Putin? El desenlace del levantamiento deja al presidente Joe Biden y a su gobierno frente a una oportunidad y un peligro simultáneos en un momento extremadamente volátil desde el inicio de la guerra. El caos en Rusia podría desestabilizar su aventura bélica justo cuando las fuerzas ucranianas han lanzado una contraofensiva largamente esperada. Sin embargo, la Casa Blanca sigue preocupada por las posibles acciones impredecibles de Putin si se siente vulnerable y recurre a sus armas nucleares.

El silencio de Washington

La respuesta de Biden ha sido el silencio. Optó por la cautela y evitó hacer comentarios apresurados, corriendo el riesgo de que Putin lo utilice como argumento para afirmar que todo fue un complot extranjero, una excusa habitual del Kremlin ante problemas internos. Biden postergó su partida a Camp David para mantener una videoconferencia con sus principales asesores desde la Casa Blanca y se comunicó con los líderes de Francia, Gran Bretaña y Alemania.

Atención en el arsenal nuclear de Rusia

Los funcionarios estadounidenses han centrado su atención en el arsenal nuclear de Rusia, preocupados por la inestabilidad en un país con capacidad para destruir gran parte del planeta. Sin embargo, hasta el momento no han detectado cambios en el despliegue de armas rusas ni han modificado su postura nuclear.

Desafíos para Estados Unidos

El gobierno estadounidense ha estado siguiendo de cerca la disputa entre Prighozin y el Ministerio de Defensa ruso sobre la gestión de la guerra en Ucrania. Se preguntan por qué Putin tolera una disidencia tan abierta y especulan sobre si el presidente ruso podría estar fomentándola secretamente para sus propios fines políticos. El golpe de Prighozin a Putin ha dejado claro que el líder ruso parece estar debilitado, pero su eventual colapso o su reacción errática plantean desafíos propios para Estados Unidos.

Apoyo a Ucrania y estabilidad regional

Los expertos sugieren que Estados Unidos y sus aliados deberían centrarse en apoyar a Ucrania y planificar diferentes escenarios posibles, incluida la caída del régimen de Putin y su reemplazo por una facción de extrema derecha. También es crucial evitar alimentar la paranoia arraigada en Rusia de que Estados Unidos o la OTAN buscarán aprovechar el caos. Estos enfoques ayudarían a prevenir una reacción exagerada de Moscú y estabilizar las relaciones con la Rusia que emerja de esta crisis.

En resumen, la crisis interna en Rusia ha debilitado a Putin y plantea desafíos para la administración de Biden. Estados Unidos se mantiene cauteloso, centrado en la seguridad nuclear y preocupado por las posibles acciones impredecibles de Putin. La estabilidad en Ucrania

y la región sigue siendo una prioridad para Estados Unidos, que busca evitar un aumento de la violencia y el desorden. Aunque la rebelión de Prigozhin terminó antes de que las fuerzas rusas pudieran desviarse completamente del frente de batalla hacia la defensa de Moscú, el gobierno estadounidense cree que la división interna en Rusia alimentará las dudas entre las tropas rusas sobre el propósito de la guerra y la competencia de sus altos mandos para llevarla a cabo.

En este contexto, la crisis en Rusia representa tanto una oportunidad como un desafío para la administración de Biden. Por un lado, el debilitamiento de Putin podría restar fuerza a la invasión rusa en Ucrania y reducir las provocaciones en otros conflictos regionales. Por otro lado, existe la preocupación de que Putin, sintiéndose acorralado, tome decisiones erráticas que pongan en peligro la estabilidad regional e incluso recurra a medidas extremas, como el uso de armas nucleares.

En conclusión, la crisis interna en Rusia plantea una serie de interrogantes para Estados Unidos y sus aliados. Mientras continúan observando de cerca los acontecimientos, su enfoque se centra en asegurar el control del arsenal nuclear ruso, apoyar a Ucrania y planificar para diversos escenarios posibles. La estabilidad en la región y el manejo adecuado de esta crisis son cruciales para evitar un deterioro aún mayor de la situación y para salvaguardar los intereses y la seguridad de todos los actores involucrados.

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