La derrota sorpresiva de Jorge Capitanich en las elecciones primarias de la Provincia del Chaco genera preocupación en el justicialismo y plantea un desafío para los procesos electorales pendientes. Desde su primera victoria sobre el radical Angel Rozas en 2007, Capitanich ha mantenido el control absoluto del peronismo en la provincia. Sin embargo, los resultados de las elecciones muestran un debilitamiento del partido y revelan los efectos de la inflación en el populismo y su capacidad de atraer votos a través del asistencialismo.
Ante esta situación, el peronismo busca revertir la elección y destacan la posibilidad de recuperación, citando el caso de Adolfo Rodríguez Saá en 2017, quien logró dar vuelta los resultados en la elección general mediante el reparto indiscriminado de fondos y beneficios. En el kirchnerismo, confían en que Eduardo “Wado” De Pedro, desde el Ministerio del Interior, utilice los Adelantos del Tesoro Nacional (ATN) para ayudar a la recuperación milagrosa de Capitanich.
La pérdida de bastiones provinciales es un golpe para el peronismo, ya que estas provincias eran consideradas inexpugnables. La derrota en la Provincia de Buenos Aires en 2015 fue un ejemplo de la vulnerabilidad del partido. Sin embargo, han logrado recuperar algunos distritos a través de estrategias electorales.
En resumen, la caída de Capitanich en las elecciones primarias del Chaco ha generado preocupación en el justicialismo y plantea un desafío para el partido en los procesos electorales futuros. La inflación y la falta de recursos han debilitado al populismo, y el peronismo busca dar vuelta la elección utilizando diversos recursos. La pérdida de bastiones provinciales es un golpe para el partido, pero también ha logrado recuperar algunos distritos a través de estrategias electorales.