Durante treinta años, Cuba fue invadida por los soviéticos, convirtiendo incluso un lujoso reparto habanero en un búnker bolchevique llamado La Siberia. Mientras Fidel Castro vendía al mundo la imagen de una revolución amenazada por los estadounidenses, los soviéticos se establecían como una auténtica catástrofe para la isla. A pesar de las tensiones que surgieron con la llegada de Vladimir Putin al poder y las diferencias con la glasnost y la perestroika, las relaciones entre Cuba y Rusia nunca se enfriaron por completo.
En noviembre de 2017, el periodista independiente Luis Cino expresaba en un artículo su sorpresa por la añoranza que sentían Raúl Castro y otros líderes cubanos por los tiempos soviéticos. Aunque reconocían que Rusia no era lo mismo que la Unión Soviética, la nostalgia perduraba. Los líderes cubanos perdonaron las desavenencias del pasado y preferían recordar los tiempos felices en los que la Unión Soviética respaldaba al régimen castrista.
Sin embargo, a medida que las carencias en la isla se profundizaban, Rusia y China regresaron para socorrer a Cuba. Los rusos se reinstalaron en lugares como Tarará, mientras que los chinos comenzaron a comprar litorales y bosques. Incluso se habló de otorgar doble nacionalidad china a dos millones de cubanos como un experimento social.
En julio de 2021, el pueblo cubano salió a las calles exigiendo libertad y restitución del orden. Mientras el régimen cubano recibía el apoyo de Vladimir Putin, el senador cubanoamericano Bob Menéndez negaba la posibilidad de una intervención estadounidense en Cuba. Los hilos de influencia se movían en secreto, con China también ejerciendo su papel como manejadora excepcional.
Con la supuesta aceptación de una Estación de Espionaje de China en la isla, Cuba parecía agradecer los negocios realizados con Rusia y China. Incluso se especulaba sobre un posible envío de soldados cubanos a la guerra en Ucrania como forma de pago agradecido. Mientras tanto, los castristas aprovechaban las sanciones del gobierno estadounidense como justificación, aunque estas estaban más suavizadas en la actualidad.
La persistente influencia soviética y la creciente presencia china plantean interrogantes sobre si existe una nostalgia por el pasado o si se trata de una nueva alianza que moldeará el futuro de Cuba.