Aprovechar la inteligencia artificial para potenciar negocios

La inteligencia artificial hace tiempo que dejó de ser un concepto de ciencia ficción; es una herramienta real que se está convirtiendo en una aliada imprescindible para las empresas y que está reformulando la manera en la que consumimos, trabajamos, producimos y hacemos negocios.

Inteligencia artificial es la capacidad de las máquinas y sistemas informáticos de reproducir la inteligencia humana. Más allá del hype con herramientas como ChatGPT y Bard, la inteligencia artificial se puede utilizar para resolver una gran variedad de problemas y necesidades de negocio.

Beneficios de la IA aplicada a los negocios

Esta tecnología destaca por su capacidad para procesar y analizar enormes cantidades de datos de manera mucho más rápida y precisa que cualquier ser humano.

La IA permite identificar patrones subyacentes en los datos, predecir tendencias futuras y proporcionar información accionable. Esta capacidad de convertir datos sin procesar en información accionable ayuda a las empresas y líderes a tomar decisiones de manera más rápida, informada y estratégica.

Imagine poder segmentar clientes, analizar cada interacción con ellos, personalizar su experiencia, crear pronósticos de la demanda de trabajo, analizar cada venta, cada visita a su sitio web, cada transacción, cada cambio sutil en las tendencias del mercado en tiempo real y en base a esta información, tomar acción. Este es el poder de la inteligencia artificial en el campo empresarial: convertir los datos en información para traducirlos en acción estratégica.

La IA también puede ayudar a automatizar tareas rutinarias que consumen demasiado tiempo, en especial, tareas administrativas como reconocimiento y extracción de texto de facturas, remitos, documentos, contratos, creación de chatbots para atención al cliente 24/7, optimización de la gestión de inventario, etc.

A su vez, los sistemas de inteligencia artificial generativa pueden funcionar como un asistente personal para crear borradores de e-mails, documentos, imágenes, videos y hasta código de programación.

Esto permite que el capital humano de las empresas se focalice en tareas más estratégicas y de mayor valor agregado a la vez que reduce el potencial de error humano.

La IA también alimenta a otra tecnología de la industria 4.0: internet de las cosas. Imagine poder supervisar y registrar 24/7 en tiempo real cosechas enteras, para verificar que las condiciones sean adecuadas o incorporar sensores en la flota de ómnibus, camiones o micros para supervisar el desgaste de las cubiertas, el uso de combustible, etc.

La inteligencia artificial también destaca por su poder predictivo, que permite realizar pronósticos a escala y con precisión sobre actividades críticas para el negocio, desde el comportamiento de los clientes, los cambios en el mercado, las ventas, los costos, el ciclo de vida del cliente y la demanda, entre otros casos de uso. Esta capacidad de pronóstico ayuda a las empresas a anticiparse a los cambios y desarrollar e implementar estrategias proactivas.

Claves para adoptar inteligencia artificial con éxito

Si bien implementar inteligencia artificial puede parecer abrumador, el ecosistema de IA actual está lleno de herramientas accesibles de implementar o usar.

La clave para adoptar con éxito la inteligencia artificial es comenzar de a poco, identificando y comprendiendo las necesidades y los objetivos específicos del negocio e identificando la calidad y accesibilidad de los datos. En paralelo, es igual de importante desarrollar una cultura organizacional digital para aprovechar los beneficios que se produzcan con la incorporación de IA o cualquier otra tecnología.

En un mundo cada vez más digital y basado en datos, las empresas que implementen soluciones de inteligencia artificial o ciencia de datos seguramente podrán desarrollar una mejor propuesta de valor, obtener una ventaja competitiva y mejorar significativamente la toma de decisiones.

El futuro de los negocios ya está entre nosotros y funciona con inteligencia artificial.

Fuente: Ámbito Financiero.

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