Las elecciones presidenciales y legislativas de este domingo en Turquía pueden tener un gran impacto en la frágil situación internacional, agravada por la guerra en Ucrania.
Turquía es un país importante debido a su ubicación estratégica en Europa y Asia, sus fronteras con países en conflicto como Siria e Irak, y su papel como miembro de la OTAN con el segundo mayor ejército después de Estados Unidos. El actual presidente turco, Recep Tayyip Erdoğan, y el opositor Kemal Kiliçdaroğlu son los dos principales candidatos. Erdoğan es un político habilidoso que ha logrado mantener relaciones equilibradas tanto con Rusia como con Estados Unidos, mientras que Kiliçdaroğlu es el favorito de Washington.
La situación en Ucrania es muy importante ya que Turquía controla el paso del Mar Negro al Mediterráneo y regula el cruce de los estrechos marítimos de los Dardanelos y el Bósforo, lo que significa que tiene el control de lo que entra y sale de Ucrania.
Erdogan ha elegido ser equidistante en el conflicto bélico y ha copatrocinado una resolución de la ONU en contra de la operación rusa, pero también se negó a sancionarla y propició las únicas negociaciones entre Kiev y Moscú que tuvieron alguna perspectiva. Además, Turquía ha solicitado el ingreso a los BRICS ampliados, lo que significaría que la OTAN tendría un miembro aliado de Rusia y China y los BRICS tendrían un país con una ubicación estratégica privilegiada.
Es evidente la importancia que tiene para Estados Unidos que Erdogan no siga en el poder, y ha habido antecedentes en el pasado y en la actualidad de la injerencia estadounidense en los asuntos turcos.