Parece que el año no termina nunca. Todo lo que no nos gusta parece que su fin es una eternidad. El gobierno de Alberto Fernández, Cristina Kirchner y Sergio Massa parece no terminar nunca. Para empeorar las cosas, cada día que pasa la situación empeora y, a medida que eso sucede, más y más promesas falsas nos caen como baldes de agua fría sobre nuestro rostro adormecido por la modorra de saber que no tenemos futuro, sin perspectivas de luchar por algún proyecto que podemos predecir como posible.
Sergio Massa nos habla de las vías para controlar la inflación, pero su única herramienta es el control de precios. Perseguir a los bancos acusados de la famosa especulación “Rulo Financiero”, es evidente que no se les cae ni una idea. Lo más creativo que se deslumbra es pedir adelantos de los desembolsos del FMI, a quien tanto dicen detestar, para pagar los vencimientos de los intereses de la deuda. Con esto, provocan que el futuro sea aún peor, dado que los adelantos dejan sin financiamiento al futuro gobierno.
Dicho esto, la gente de Massa se prepara para lanzar su candidatura. ¿Es una broma?, ¿no es cierto? Massa cree que puede ser candidato a pesar del desastre económico que está produciendo. Imaginemos lo mal que está el Frente de Todos, que tanto Cristina Kirchner como los ya no jóvenes descendientes de la Sierra Maestra, agrupados en un nombre inverosímil como La Cámpora, nombre que nunca nadie entendió su real significado, dado que el Tío era un hombre sin ideas ni iniciativa política. Solo fue un instrumento que Perón consideró un traidor cuando dejó libres a tantos presos de Villa Devoto.
Como decíamos, qué mal debe estar el Frente de Todos que Massa es su única esperanza. Wado de Pedro no mide, Kicillof no se juega y Sciola suplica ser tenido en cuenta.
Mientras tanto, la justicia suspende las elecciones en dos provincias claves, de pocos votos, pero de mucho significado: Tucumán y San Juan. Juan Manzur era el candidato de Alberto Fernández para acompañar a una fórmula como Vicepresidente. Lo más probable es que la justicia no lo habilite a competir y quede afuera del ruedo. Algo parecido pasa con Sergio Uñac. Los dos repitieron su mandato más allá de lo permitido por la Constitución provincial. Uñac fue tres veces Vicegobernador y Manzur dos veces Gobernador. Las triquiñuelas que intentaron diseñar para regresar al ruedo parecen estar fallando. Ahora se presentan propuestas de reformas constitucionales en las provincias en donde los mandatos no se pueden repetir más de dos periodos. Esperemos que alguien pare todo esto. Las artimañas políticas, las dádivas y el clientelismo han hecho de algunas de estas provincias un semillero para que todo sea posible y las instituciones puedan ser forzadas fuera de los marcos constitucionales, sobre todo en relación a la división de poderes. Todos sabemos que los tribunales de justicia provinciales carecen de autonomía para juzgar con equidad.
Sin Cristina Kirchner en la lista, los muchachos y chicas del kirchnerismo desesperan. No hay peor situación que la de saberse pronto a perder los privilegios y, por ende, su suntuosa vida. No son pocos los que se han enriquecido gracias a los favores de un gobierno en el que el patrimonio público parece ser de quienes lo administran. Vuelos, viajes, hoteles de lujo, comidas y regalos con dinero público son el privilegio más preciado por los revolucionarios que solo ven en el pueblo un instrumento para sus ambiciones.
Como decíamos al principio, esto parece no terminar nunca, como una pesadilla, como una mala película que uno quiere llegar al final para ver si por lo menos algo que valga la pena sucede. No, nada sucede ni sucederá hasta que en diciembre todo esto termine. Quizás posiblemente vengan cambios, algo mejor. ¿No es tan difícil, no? De nosotros depende seguir creyendo en los políticos y en la política, en organizaciones democráticas como único instrumento válido para producir los cambios y mejorar la vida de todos nosotros.
Osvaldo González Iglesias – Editor