La situación económica en Argentina sigue siendo preocupante, a pesar de que se logró estabilizar el mercado cambiario durante tres días consecutivos en abril. La falta de dólares y la escasa oferta de divisas siguen siendo un problema importante. A pesar de la implementación del “dólar soja 3”, que otorga una cotización diferencial de $300 a los productores de la cosecha gruesa, el Banco Central no puede comprar la cantidad de dólares que debería en esta época del año. La sequía que afectó a la Argentina en los últimos meses ha tenido un impacto en la economía, pero también la falta de definiciones políticas básicas y la cercanía de las elecciones. Las medidas tomadas por el Banco Central, como la venta de bonos y dólares billetes y la suba de las tasas de interés, han logrado desactivar la corrida cambiaria, pero no han solucionado los problemas de fondo en la economía del país.
La inflación es uno de los principales problemas que enfrenta la economía argentina en la actualidad. El elevado nivel de inflación, que en marzo de 2023 fue del 7,7%, es un factor que condiciona todas las decisiones económicas y que erosiona el poder adquisitivo de la población.
Además, la inflación impacta en la política cambiaria, ya que la devaluación de la moneda es una de las formas en que se traslada el aumento de los precios al tipo de cambio. Por lo tanto, la estabilidad cambiaria es difícil de mantener en un contexto de alta inflación.
En este sentido, la política monetaria del Banco Central es clave para contener la inflación. La suba de tasas de interés y la intervención en el mercado cambiario son medidas que buscan frenar la presión inflacionaria, pero que también tienen costos en términos de actividad económica.
El desafío para el Gobierno es encontrar un equilibrio entre la necesidad de contener la inflación y la necesidad de reactivar la economía, en un contexto de escasez de dólares y de incertidumbre política. Las negociaciones con el FMI y con otros organismos internacionales son una de las opciones para obtener los dólares que el país necesita, pero también requieren de decisiones políticas difíciles y de ajustes económicos que pueden generar resistencias en la sociedad.
El artículo menciona que la presunción de que la inflación en abril quedaría por debajo del nivel anterior se ha enterrado debido a la escalada del tipo de cambio blue y de los dólares financieros. Los precios se han recalentado, especialmente los productos dependientes de insumos importados. La clave de las próximas semanas será lo que suceda con el rubro de los alimentos, ya que es el más sensible a nivel social y político.
La vicepresidenta Cristina Kirchner ha mencionado que las empresas formadoras de precios deben hacer un gesto para ayudar a la situación, y las compañías han pedido al ministro de Economía una revisión total del programa de “Precios Justos”. Las empresas quieren aumentos más fuertes tanto para mayo como para junio y volver a negociar en ese momento, de acuerdo a la dinámica inflacionaria. Sin embargo, el titular de Hacienda tiene otros planes y quiere cuadrar un acuerdo de precios y de salarios para los próximos 90 días.
Massa no está dispuesto a aceptar una devaluación que lleve a la inflación a por lo menos 15% mensual, y el ministro se pondrá muy duro frente a los formadores de precios, especialmente del sector de la alimentación. Por lo tanto, el ministro pedirá detalles a las fábricas sobre los movimientos en sus costos.
Finalmente, se señala que en este contexto de escasez de divisas, los precios podrían saltar otro escalón en las próximas semanas. Las empresas toman cada vez más como referencia el dólar Bolsa (MEP) para estimar sus costos y colocar sus precios en las góndolas.