Un informe reciente de Fidelity Digital Assets, titulado “2025 Look Ahead”, proyecta que la creciente adopción de Bitcoin (BTC) por parte de los gobiernos y los estados-nación será un catalizador crucial para el crecimiento de la criptomoneda líder en el próximo año. Según el análisis, la participación estratégica de entidades gubernamentales marcará un punto de inflexión en la aceptación global de BTC.
Un 2024 de avances significativos
El 2024 dejó un terreno fértil para esta tendencia, con hitos como la aprobación de los primeros fondos cotizados (ETF) de Bitcoin al contado en Estados Unidos por parte de la SEC y el fortalecimiento de políticas pro cripto tras la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales. Estos eventos, junto con el creciente interés institucional, establecieron un escenario ideal para la adopción estatal de Bitcoin.
Gobiernos y BTC: una oportunidad estratégica
El informe de Fidelity destaca que, tras la entrada de inversores minoristas e institucionales al mercado a través de instrumentos como los ETF, la próxima fase de adopción será liderada por naciones-estado, bancos centrales, fondos soberanos y tesorerías gubernamentales. “Más gobiernos podrían seguir los pasos de Bután y El Salvador, que han demostrado obtener beneficios significativos en corto tiempo mediante la adquisición de Bitcoin como activo estratégico”, afirma el documento.
Riesgos de no participar en la ola Bitcoin
Matt Hogan, analista de Fidelity Digital Assets, subrayó que los gobiernos enfrentan un riesgo creciente al ignorar Bitcoin en sus estrategias financieras. Factores como la inflación elevada, la devaluación de monedas locales y los déficits fiscales hacen que la falta de inversión en BTC sea una oportunidad perdida con implicaciones económicas a largo plazo.
2025: Hacia la aceptación generalizada
Con la posible incorporación de Bitcoin en reservas estratégicas y políticas monetarias de varios países, el 2025 se perfila como un año clave para consolidar la criptomoneda como un activo de valor global. Este cambio, impulsado por decisiones estatales, podría redefinir el panorama financiero y posicionar a Bitcoin como un elemento central en la economía mundial.